Aquella noche fue insoportable, me había enfadado con el por un gran tontería, y además me había ido de casa, porque no aguantaba tenerlo a mi lado y no poder besarlo, tocarlo y abrazarlo. Estaba decidido, me puse la zamarra, metí las llaves en el bolsillo y cerré la puerta. Me dirigía hacia el parque, aquel parque, maravilloso donde pasábamos tardes enteras imaginando nuestra vida juntos decíamos que nunca nos enfadaríamos, que queríamos vivir nuestras vidas juntas y que no nos enfadaríamos, pero los dos sabíamos que eso era imposible en toda pareja siempre tiene que haber discusiones. Lo primero que pensé al llegar al parque fue en ti, en las tardes interminables y cortas junto a ti, y hay me di cuenta hay me di la vuelta y fui corriendo a casa, abrí la puerta de casa, y me eche encima de ti te bese más veces de las que nunca te había besado. Te quedaste muy flipado con mi reacción, y de dije un día dijimos que esto sería para siempre y así quiero que lo sea, quiero pasar lo que podamos de nuestras vidas juntos quiero que no te separes de mi quiero ser tuya y que tú seas mío ¿trato hecho? te echaste encima de mí y nuestros cuerpos empezaron a hacerse uno.
¡Vaya fotón!
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